viernes, 24 de septiembre de 2010

Historia de la Mitología Nórdica

A día de hoy se dispone de muy poca información acerca del panteón nórdico, sobre todo porque había pocos escritos suyos al ser un conocimiento transmitido oralmente y, además, fue considerada una práctica pagana por los cristianos, con lo que ello conlleva. Por lo tanto, las principales fuentes de las que se han dispuesto han sido las arqueológicas y las de escritos posteriores redactados por los primeros cristianos que reinterpretaban y deformaban lo que alcanzaron a conocer.

Lo que sí está claro es que en su forma inicial esta cultura fue muy diferente. Escandinavia, Dinamarca, las costas bañadas por el Mar Báltico y la de Alemania central y del norte fueron sus primitivas precursoras en el -1700. De éste periodo datan prendas de manga corta que denotan un clima mucho más suave y restos que apuntan hacia una relación comercial por necesidad que impedía las acciones bélicas entre poblaciones. Por aquel entonces el principal problema era la aridez del terreno a cultivar comenzando así la adoración de los dioses de la fertilidad, la vida y la naturaleza, los Vanes o Vanir, a quienes hacían ofrendas de objetos valiosos, y restos de comida. Junto al cultivo, la ganadería doméstica era la principal fuente de alimento y supervivencia: caballos de tiro, ovejas y cabras; todos de tamaños diminutos comparados con los de hoy. No existía unidad cultural, en cada lugar se llamaba de una forma distinta a los dioses, pero la  práctica de la adoración y uso de bendiciones tenían muy pocas variaciones de un asentamiento a otro. Los trolls, gigantes y demás miembros de su bestiario mitológico eran representaciones de las amenazas que podían atentar contra sus vidas: el frío, las enfermedades y el hambre.

Para desgracia de estos pueblos (y luego para la de sus vecinos…) en el -700 las temperaturas bajaron de forma drástica provocando el avance de los casquetes polares que llegaron a sepultar bosques necesarios para la supervivencia. Con el frío la labranza de las tierras era un trabajo mucho más arduo y además si alguna cosa salía mal, todo salía mal: retraso de las lluvias, tormentas, mala cosecha. Es entonces cuando pasan a vivir de granjas familiares aisladas unas de otras (como es hoy el caso de la zona desértica de Australia) a pequeñas agrupaciones de familias. Pero aún así, cuando algo faltaba y estaba en juego la supervivencia, estos primeros germanos se armaban y atacaban otros asentamientos. Las pequeñas ofrendas fueron insuficientes sacrificando entonces animales jóvenes y el fruto de algunas cosechas.

A principios de nuestra era el clima les castigó aún más dejando desfasados a sus dioses creando otros de aspecto muy diferente: deidades guerreras que les ayudarían en sus luchas con otros por la supervivencia, los Aesir o Asgardianos. Los clanes (familias) se unían en momentos de crisis para formar un grupo de saqueadores dirigidos por un líder. Esta actividad comenzó a cubrir más allá de la necesidad al adquirir riquezas y gloria considerando las muertes en batalla de personas sanas y fuertes como un sacrificio para sus dioses. Los “ingleses” llamaban a estos ataques relámpagos “viking” que les pondría nombre a sus atacantes, vikingos.  Ayudados por sofisticadas barcas llamadas drakar (consideradas las mejores embarcaciones de Europa del momento) tenían tan poco calado y eran tan livianas que servían para hacer incursiones incluso a través de los ríos y costas lejanas.

Pese a sus actividades belicosas, los vikingos poseían costumbres que les “obligaban” a recibir a los viajeros, y así fue como llegaron los primeros misioneros cristianos a principios del siglo X. El culto politeista a los dioses Asgardianos (Odín/Wodan y los suyos) estaba en contra de lo que había promulgado el Imperio Romano y los primeros intentos de convertir a los vikingos “paganos” se saldaron por un lado con el exilio de los misioneros o, por el otro, con la oposición agresiva del cristianismo. Al contrario que en otros lugares, en ocasiones se llegó a tomar una iniciativa más política ofreciendo a los “príncipes” germanos la posibilidad de unificar a los suyos, adquirir territorios y poder bajo la corona del cristianismo. Con el tiempo se fueron cristianizando bajo estos nuevos reyes permitiendo en ocasiones la convivencia con el paganismo nórdico. Aún así la nueva religión afectó incluso a los que seguían adorando a sus antiguos dioses u oraban sus mitos siendo uno de los cambios más notables la transformación de Loki en un ser más demoniaco de prominentes cuernos.

Tras este periodo de transición algunos escribas cristianos redactaron los retazos de esta religión mortecina humanizando dioses y mitos como héroes que existieron en la historia y fueron exaltados. Así los diferenciaban del monoteísmo cristiano en el que sólo podía existir un dios. Las dos fuentes más importantes de este saber son la Edda menor (prosaica), escrita por Snorri Sturluson como un manual de poesía "kenningar" en el que aparecen los dioses nórdicos y sus diferentes símbolos para referirnos a ellos; y la Edda poética, que recopila poemas sobre los mitos y héroes nórdicos (como Sigurd, Sigfrid para los alemanes en su Cantar de los Nibelungos) .

No hay comentarios:

Publicar un comentario