sábado, 16 de octubre de 2010

Loki (2005)

Valoración: 10 sobre 10.
Con esta máxima puntuación no busco ganarme los favores del dios del caos para levantar cabeza, pues es la que esta obra merece; una historia perfecta y una apariencia gráfica de la misma calidad. Es tan completa que no depende de que se haya tenido contacto con anterioridad con el personaje Marvel ni la Mitología Nórdica, aunque hace referencia a ambas, y de manera muy trabajada. Aquí vemos como en un futuro lejano Loki “se gana”, a su manera, el trono de Asgard y es acosado por los buitres de sus aliados. Disfrutamos de las profundas reflexiones sobre porqué cada personaje ha actuado de tal manera mostrándose verdades ocultas y como, pese a todo, la historia y sus protagonistas están sometidos a los hados del destino.
   LOKI: De rodillas, dios del trueno. De rodillas ante tu conquistador. De rodillas, cuál es tu merecido y tu destino, ante Loki Laufeyson. De rodillas, como toda Asgard ante su nuevo señor legítimo.
   LOKI: Mas ¿quién oyó jamás “Loki” y “piedad” en la misma frase, mujer? Posas tu esperanza en lo que tu señor no posee.
   HELA: Eres sabio mostrándome cortesía, Loki Laufeyson. Aunque ambos seamos monarcas, me basta el toque de mi mano para convertirte en mi súbdito.
   LOKI: Ay del conquistador convertido en simpe pagadero…
   MAESTRO: …pues nada en la creación puede existir sin su opuesto. La oscuridad define la luz, el dolor da sentido al placer. Es la ausencia la que permite conocer la presencia.
   (En un recuerdo)THOR: …vaya pelea, ¿eh, hermano? El rey troll se lo pensará dos veces antes de volver a ofender a los hijos de Asgard.   LOKI: Sé que el camino del guerrero es el combate brutal pero ¿no has considerado las ventajas de sembrar la sedición entre los enemigos desuniendo sus filas mediante el subterfugio y la subversión?
      LOKI: …y así era siempre con vos, milady… aquellos cuya belleza no emulaba la vuestra debían conocer el aguijón de vuestra burla.
   BALDER: …y entre los dioses de Asgard no existe la conincidencia. Cada hecho presuntamente azaroso incluye elementos de decisión y de destino.
   BALDER: Tú eres señor, Loki y yo llevo cadenas. Pero sólo hablamos de este momento. La eternidad encierra muchos y yo conozco más que tú…
   LOKI: ¿Y entonces a quién puede pedir un dios piedad?
   LOKI: Agita un trozo de carne ante un perro hambriento. Cuando éste, tras largas horas de súplica, al fin te ataca y te arrebata la carne, y tu brazo con ella, ¿debe sentir vergüenza o más bien la victoria?   ODÍN: Te-te he fallado estrepitosamente.
   LOKI (reprochando): ¿Cuál es el mejor modo de forjar un héroe? Darle un medio que le permita definirse, un fondo negro contra el cual su blancura se aún más cegadora.   ODÍN: Hablas de Thor.
   LOKI: En realidad, no soy ni asgardiano ni hijo de Jotunheim. Soy Loki a secas, y estoy solo.

Esta historia que no cabe clasificar ni como alternativa ni como futura, nos muestra a un Loki triunfal sobre sus caídos enemigos. Pero está claro que el dios titiritero no lo consigue sólo, por lo que un ejército de aliados no parará de acosarle con demandas de pago por sus servicios. Esta recopilación de los cuatro especiales americanos recopiladas en un tomo de lujo viaja continuamente al pasado donde para mostrar la verdadera identidad de cada uno de los personajes así como de herramienta de escarnio entre ellos o para con uno mismo (los fantasmas del pasado que siempre nos atormentan). Así pues conoceremos con profundidad a Loki y el porqué actúa de tal manera. Esto se cierra con lo que tanto en la mitología greco-romana como en la nórdica ha estado por encima de los dioses: el implacable destino. Por último, comentaros que el apartado gráfico es de suma calidad, como la historia que representa, recordándonos a obras de Alex Ross como “Marvels” aunque con unos tonos de color algo más pasteles, pues el artista se considera influenciado por pintores como Rafael y Miguel Ángel.

Loki, triunfal, humilla a Thor ante el gentío del que sale un insurgente niño que le recuerda a él cuando repudiaba de Odín, asesino de su verdadero padre. Por fin se sienta en el trono de Asgard pese a las muchas burlas que padeció en el pasado, pero el disfrute no le dura mucho porque llegan todos sus aliados que le ayudaron a llegar hasta tal posición, ahora pidiéndole cuantiosas recompensas. Loki se harta de atender tantas peticiones y se marcha, reprimiendo enérgicamente al que osa quejarse, pues él es el poderoso señor del reino y no permite ser rebatido.
Buscando la tranquilidad de la soledad, no la encuentra, pues ahora Hela, diosa del infierno es la que quiere “su parte”: el alma de Thor. Loki se sorprende, no había pensado matar al dios del trueno, sino burlarse eternamente de él, pero la diosa de la muerte sabe lo que quiere y las represalias que puede acarrearle a él si no cumple su petición, la muerte. A solas, Loki reflexiona que no es nada sin Thor, pues él le define, no hay dios de la maldad sin el de la justicia. La noticia de que Loki ha conquistado Asgard llega hasta Jotunheim, donde una encapuchada figura parte de inmediato hacia el reino dorado.

Loki baja a los calabozos y contempla a Thor, que no le responde, callado y quieto mantiene su mirada gacha, encadenado con los brazos en alto y las costillas sangrantes como heridas por Longinus. Visita entonces el presidio de la mujer de éste, la otrora hermosa y burlona Sif, ahora anclada a las paredes y con la cara hinchada por los golpes. Sif recuerda cómo Loki le arrebató parte de su belleza, su cabellera dorada y insinúa que lo hizo o bien por amor a ella o por envidia de la felicidad que compartí con Thor. Lo provoca hasta atraer sus insultos y su propia persona, arrojándose sobre él, sólo detenida por el lento carcelero. Loki se marcha no sin antes escupirle que como castigo matará a Thor al alba.
La figura encapuchada avanza desde Jotunheim hasta las tierras de Asgard sin parar de nombrar al dios de la mentira. Mientras, Loki recibe la visita de Karnilla, que reclama a Balder como el pago de sus servicios en la alianza, respondiéndole que no dijo cuándo sería el pago y, prácticamente, huye de ella, llegando por “casualidad” a la celda de Balder. Ahora es éste dios el que le incordia diciendo que por destino no podrá matar a Thor, pues al haber muerto una vez Balrder, contempló las muchas existencias donde existían muchas representaciones de ambos hermanastros, sin la ausencia de uno ni reinado de Loki. Con la mente perturbada, acepta tener audiencia con Karnilla, pero para pedirle un último favor: ver sus otras existencias y destino. Las obras del cadalso de Thor avanzan, igual que la figura encapuchada hacia el palacio, mostrando su figura enorme.
La magia de Karnilla muestra a Loki justamente lo que Balder le había dicho: multitud de representaciones de Thor y Loki hermanadas y el destino final del dios de la mentira, encadenado bajo una venenosa serpiente por toda la eternidad. Loki no acepta su destino y corre a la prisión de Thor, donde lo contempla como un trapo colgado y derrotado tras tantas batallas en las que había salido victorioso. Intenta vislumbrar en el dios del trueno cualquier signo de fuerza que se oponga a su victoria o el funesto fin que se le avecina, pero nada, así que se marcha de allí sin ver cómo Thor tira de sus cadenas con fuerza.
Frigga, esposa de Odín, acude a Loki, que la repudia por no ser, al igual que su marido, ninguno de sus procreadores. Por ello acude a Odín para saber porqué le trajo a Asgard tras matar a su padre, pensando que sólo lo hizo para convertir en un verdadero y poderoso héroe a Thor, al que matará al alba. Estando en las puertas de palacio, llega la alta figura encapuchada, que resulta ser su verdadera madre, que le ofrece un ejército de gigantes para arrasarlo todo. La gente se ríe de su madre y Loki la acoge, susurrando a los guardias que la tengan en arresto domiciliario. Huye de otra oleada de mendigantes aliados, reflexionando a solas que no es de ningún reino, sino un ente solitario.
Terminado el cadalso piensa en porqué odia tanto a Thor, pues fue el único que por largo tiempo creyó en su pureza, y por dejar de hacerlo es por lo que Loki ha querido siempre, tristemente, su fin. Hela acosa a Loki, más aún cuando este no verbaliza la confirmación de la ejecución. En su presidio Thor tira de sus cadenas, que empiezan a ceder. Loki quiere esquivar su destino, acudiendo a la celda de su hermanastro para liberarlo y reconciliarse, pero Thor se le adelanta, fugado de la cárcel. Desde el suelo, Loki suplica a Thor para que ambos venzan a la tiranía del destino apelando a la piedad que pueda tener o que alguna vez tuvo para que reaccione, pues de su próximo acto dependerá si ellos serán esclavos del destino. Thor golpea con su martillo a Loki. El destino se cumple pese al intento del dios del engaño y la mentira.

No hay comentarios:

Publicar un comentario